23/9/10

The first one!


Hacía tiempo que quería poner esta sección!! Normalmente no publico estas cosas...*Por ciertos motivos, comentarios de la gente cuando publicaba me comian la moral* Pero bueno, quizás así me anime a actualizar mas deprisa!

Este es el que tengo en proceso, lo proximo será un oneshot que tengo en mente...

El lujoso ferry italiano desembarcó en una diminuta isla cercana a Sicilia. Era tan pequeña que carecía de puerto, por lo que tuvo que utilizar una minúscula bahía, el único lugar accesible que poseía. Aquel pedazo de tierra ni siquiera aparecía en los mapas, y mucho menos tenía nombre. Era montañosa, escarpada, con profundos y densos bosques y solo habitada por animales salvajes. El lugar ideal para poner a prueba las aptitudes de los futuros mafiosos en adiestramiento.




Uno a uno los adolescentes fueron bajando de la embarcación cargando pequeños petates, unos asustados, otros emocionados y otros simplemente indiferentes ante todo el mes que iban a pasar allí ellos solos. Cuando el último de ellos se bajó del barco, éste viró con cierta dificultad para luego perderse en el horizonte.



Una vez solos, cada uno cargó con sus cosas y se alejó del sitio en busca del pequeño linde del bosque donde se tenían que asentar.



En la escuela para jóvenes mafiosos imponían una prueba de supervivencia a cada promoción, eligiendo ciertos lugares al azar que tenían destinados a esa función. Desde la pequeña y escarpada isla donde se encontraban estos chicos a laderas nevadas de los Andes e inhóspitos desiertos en el Monegro. Si no eran capaces de sobrevivir colaborando entre ellos, ninguno llegaría a graduarse e incorporarse a la familia que perteneciese. Era un ejercicio para demostrar su fuerza y versatilidad en distintas situaciones; y también para formar nuevas alianzas entre líderes aún por formarse. Una prueba de fuego que los directores de la escuela habían llegado a considerar imprescindible.



Una vez alcanzado el lugar que les habían señalado, se dispersaron para montar sus pequeñas tiendas de acampada… Y pronto empezaron las peleas por las zonas más favorecidas del terreno; y a pesar de que estaba terminantemente prohibido llevar armas a una prueba de supervivencia, era obvio que la mayoría había ignorado la advertencia, como cualquier mafioso que se preciase. Pero claro, aquella regla se había puesto por algo, aunque nadie se hubiese percatado…



-¡¡Está muerto!! ¡Te has cargado a mi amigo!



-¿Ah? Perdón, le confundí con una rata intentando colarse en mi tienda de campaña… Después de todo, yo había escogido este sitio primero.



-¿Tu sitio? ¡¿Tiene tu nombre marcado por alguna parte, capullo?!



-¡Puedo escribirlo con tu sangre si es lo que quieres!



-No tienes huevos…



-¡¡¡¡UOOOOOOOOOOOIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!



Los tres estudiantes dieron un respingo en el instante que escucharon aquel grito tan característico. Uno instintivamente apuntó con una pistola hacia el origen del mismo, perdiendo su mano en menos de un parpadeo. Los otros retrocedieron mientras el chico caía de rodillas mientras gemía lastimeramente. El espadachín de cabello y ojos plateados sonrió divertido mientras sacudía su filo, haciendo que la sangre salpicase la tierra negruzca.



-¡¿Empezáis una pelea sin avisarme?! -Si el tono pretendía ser de reproche, lo cierto es que el volumen de su voz no dejaba detectarlo- ¡¡Eso no está nada, nada bien!!



Uno de los chicos en pie frunció el ceño y se enderezó con dignidad, clavando sus pupilas en las del recién llegado.



-Esto no tiene que ver contigo, Superbia. Yo encontré este sitio antes.



-¡¿Y crees que el lugar donde vayas a plantar tu acomodado culo me importa?! Otra cosa es si vais a pelear… Nunca pierdo una ocasión para probar mis habilidades, ¡y por lo que he oído por ahí tú, chico de los Carcassa, eres fuerte!



-Así que quieres pelea, no sé de qué me sorprendo… -El joven desenfundó- ¿Por qué no? Así se verá a quien hay que obedecer aquí…



-¡¡UOOOIIIII!! ¡¡Tienes la boca muy grande, enano!!



A estas alturas, la mayoría de la gente se había acercado y hecho un corrillo alrededor de los dos chicos armados. Cualquier pelea de Superbia Squalo era merecedora de ser vista, y más si luchaba contra Fabio, un chico con muchas posibilidades de ascender a altos rangos de la Familia Carcassa por sus méritos en combate. Ambos tomaron posiciones, mirándose fijamente a los ojos mientras a su alrededor todos contenían el aliento. Pistola contra espada. Un solo segundo sería necesario. Las manos se tensaron y los pies levantaron la tierra suelta cuando empezaron a moverse. Sólo un segundo y todo terminaría…



Pero entonces un grito ahogado y un estruendo de tubos metálicos cayendo al suelo destrozaron la tensión del momento. Squalo, el tiburón imparable, perdió totalmente la concentración y cayó al suelo estrepitosamente. Fabio disparó accidentalmente acertando en la frente de otro chico a varios metros de allí. Se formó un revuelo esporádico, sólo roto por el furioso grito de espadachín italiano escupiendo tierra.



-¡¡¡UOOOOOOIIIIIIIIIIIIIIII!!! ¡¿SE PUEDE SABER QUIEN NARICES HA SIDO?! ¡¡LO MATARÉ!!



Sondeó el terreno con una mirada asesina, de esas capaz de fulminar a animales pequeños con su mera presión. El resto de alumnos, viendo que no bromeaba, se apartaron aterrorizados abriendo un pequeño sendero que finalizaba en un amasijo de hierros y tela junto a la tienda del propio Squalo, moviéndose entre quejidos. Tras unos segundos, una mata de cabellos rubios escapó del intrincado laberinto de barras que debía haber sido una tienda de campaña con una breve risa nerviosa.



-Vaya, he vuelto a tropezar…



Notando un tenso silencio a su alrededor, observó con sus orbes castaños los alrededores para saber lo que acontecía, helándosele la sangre casi al instante cuando vio al de cabellos plateados frente a él, con la espada en alto dispuesto a asestarle un mandoble letal. Una voz de un compañero al que no pudo identificar a causa del pánico, dijo en alto las palabras que todo el mundo estaba pronunciando en sus mentes:



-Esta vez sí la has hecho buena, Dino…

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